En la actualidad, la Cofradía hace su estación de penitencia en la tarde-noche del Viernes Santo, con las imágenes de Nuestro Señor en su Oración en el Huerto, María Santísima de la Esperanza, el Cristo del Perdón y Nuestra Señora de las Angustias.
A las 17:00 horas tiene lugar la recogida de estandartes y banderas, que permanecen expuestas durante todo el día en los balcones de las viviendas de los hermanos de la cofradía, y a las 17:30 horas comienza la procesión, con el siguiente itinerario:
Salida de la Iglesia Parroquial de Santa María, Plaza Mayor, Poeta Diego Granados, Plaza de los Luceros, Antonio Martínez, Ramón y Cajal, Avda. Pío XII, calle del Muro, Plaza Mayor y Templo.
Inicia el cortejo una banda de música, que anuncia la llegada del grupo de la Cruz de Guía, formado por cinco túnicas de terciopelo azul marino, adornadas con puntillas en oro. La cruz, realizada en madera y con remates en oro, va acompañada de cuatro artísticos faroles en alpaca repujada. Seguidamente, se puede apreciar el grupo de los Estatutos. En este caso, es el terciopelo blanco el que se funde con los ricos bordados en oro y sedas de los capirotes. Este grupo porta los Estatutos, libro en el que se recogen las directrices por las que se rige la Cofradía. Está encuadernado en terciopelo azul marino, acompañado por diversos motivos repujados en metal, entre los que destaca el Ave María del centro.
Posteriormente, el estandarte (magnífica obra elaborada en los talleres lorquinos de María Luisa Pérez; destacando la rica mezcla de sedas y oro) abre camino al paso de Nuestro Padre Jesús en su Oración en el Huerto. Tras éste se sitúan el banderín y el conjunto de nazarenos. Finalmente, los camareros de paso y los acólitos preceden al trono, tallado en madera por Julián Ruiz tras la reorganización de la Cofradía. Sobre éste se aprecia el grupo escultórico compuesto por Ntro. Padre Jesús en oración y un ángel, realizado por Fernando Correa Antúnez, en el año 1944. Una banda pone música a los pasos de la Oración, cerrando así su comitiva.
El verde cubre las calles desde el banderín hasta el manto de Nuestra Señora de la Esperanza. Los nazarenos visten túnica, capa, fajín y capirote en terciopelo verde. El paso es el antiguo trono de la Virgen de las Angustias, realizado por Julián Ruiz y adaptado como paso de palio por Antonio Díaz Fernández en los años 90. Llama la atención la conjugación del dorado de la canastilla con el plateado de los varales y la candelería, así como con los artísticos bordados del palio (aún en fase de realización), confeccionados en el taller de María Luisa Pérez.
El Cristo del Perdón, popularmente conocido como Cristo de la Sangre, se incorporó al desfile procesional en la Semana Santa de 2008. Siendo portado por mujeres y precedido por monaguillos que portan objetos alusivos a la pasión de Cristo.
Por último, encontramos el paso de Nuestra Señora de las Angustias, titular de la Cofradía. La elegancia y seriedad son predominantes en el final de la procesión. En primer lugar, se encuentra el estandarte de la Virgen, de grandes dimensiones, es una de las joyas del Paso Blanco. Fue realizado por María Luisa Pérez en 1990, es de terciopelo azul marino, con bordados en oro y un medallón central en el que aparece bordada en sedas la imagen de la Virgen de las Angustias. Después aparece la bandera de la Cofradía acompañada de dos banderines, uno con el Ave María y el otro con el escudo identificativo del Paso Blanco. A continuación, dos largas filas de maragullos, de cuyas túnicas destaca el bordado en oro de los capirotes y el escudo en las capas. El banderín de las 'manolas' abre paso al conjunto de señoras y señoritas que ataviadas con la tradicional teja y mantilla españolas y vestidas de luto acompañan a Nuestra Madre. Por fin, el incienso nos anuncia la llegada de la escena más esperada por los hermanos blancos en la tarde del Viernes Santo, Nuestra Señora de las Angustias. Sobre un barroco trono, de Antonio Díaz Fernández, podemos apreciar a este grupo escultórico que nos recuerda la decimotercera estación del via-crucis. La presidencia, compuesta por las autoridades civiles y eclesiásticas y representantes de las demás cofradías albojenses, y la última banda de música de las cuatro que nos acompañan, cierran el desfile procesional.